lunes, 26 de enero de 2009

La Música Y La Vida

¿Alguna vez habeis sentido escalofríos al escuchar una canción? ¿O Tenido una melodía tan metida en vuestro ser que parece imposible de olvidar? ¿Habeis llegado a llorar de emoción o a montar auténticos conciertos en casa sin necesidad de micrófono? ¿Habeis tenido la sensación de que la esencia de todas las cosas se encuentra en un sólo de guitarra?
Me atraen casi todas las formas de expresión humana: cine, pintura, arquitectura, poesía...pero la música es algo distinto. Nada en el mundo transmite tantas emociones, en apenas dos minutos te puedes encontrar a tí mismo saltando como un loco o gritando como un salvaje o, lo que es aún peor, poniendo una voz tremendamente aguda para intentar imitar a Prince (lo que en mi caso resulta absolutamente ridículo, os lo aseguro). En esos momentos no soy yo mismo, me convierto en la estrella del rock que he soñado siempre ser desde pequeño. Y, aunque no lo creais, no es por el dinero o las fans (aunque son efectos colaterales nada desdeñables). Creo que Liam Gallagher lo expresó muy bien a su manera (es decir, basta pero muy gráfica):


"Cuando estoy sobre el escenario, con 50.000 tíos mirándome, soy Dios"




Dejando la blasfemia al margen, creo que expresa exactamente lo mejor de ser una estrella del rock. Seguro que cuando Liam se retire (aunque para mí ya está retirado), lo que echará de menos no serán las groupies, ni las fiestas ni el codearse con famosos, ni las bañeras de champagne (verídico). No. Estoy convencido de que lo que más echará de menos será a esos 50.000 tios pendientes de cada palabra que salía de sus labios, ver como eran totalmente felices durante 2 horas, sentir como ansiaban que llegará su canción favorita (en mi caso Don´t look back in anger, todo un mito que me pone los pelos literalmente de punta).

http://es.youtube.com/watch?v=FjkMsJhdgw4

De pequeño, yo quería ser Bruce Springsteen. Desbordaba pasión en el escenario (y tenía locas a las mujeres, incluida mi madre), tenía tanta energía (y tiene, su nuevo disco "Working On A Dream" está a punto de salir y promete) que me contagiaba un fervor descomunal que me hacía aporrear cualquier cosa parecida a un instrumento musical y perpetrar con mi voz de Hulk sus temas de la manera mas espantosa.
Recuerdo que un amigo me dijo "¿sabes esa frase de "antes de Elvis no había nada, el lo hizo todo?". "Sí"-contesté-. El dijo "pues cambia Elvis por Beatles y ya lo tienes". Yo repliqué sin dudar "cambia Beatles por Paul McCartney y ya lo tienes" (en otro blog hablaré sobre mi amor por los Beatles y mi desprecio hacia John Lennon, el genio imbécil mas imbécil y menos genio de la historia).
Aunque una cosa es cierta: sin los Beatles Oasis jamás habría existido, a tal punto llega la adoración de Liam (otro genio imbécil aunque no tanto) por los Beatles, que no se si sabiais que su libro de cabecera es el libro de acordes del cuarteto de Liverpool. Si quereis ver algo curioso os recomiendo el directo Familiar to Millions (uno de los mejores de la historia del rock), en el que Liam pretende, literalmente, ser un clon de Lennon, con el pelo tazón y las gafitas...asqueroso. No obstante, el momento en que aparece una imagen de John en la pantallla gigante, mientras suena Live Forever, es, literalmente, indescriptible...

http://es.youtube.com/watch?v=rSEWR45zN3s

En fin, asco y admiración, poderosa combinación. El caso es que yo no podría vivir sin música, siempre he dicho que el oído es el más preciado de los sentidos; es obvio que la mayor desgracia del bueno de Ludwig Van (como diría Alex en la Naranja Mecánica) fue no poder escuchar algunas de sus mejores composiciones.
Para mí, aunque debo reconocer que mi pasión por la música se despertó un poco tardíamente, los grandes músicos son elegidos, tios con un don, Dios los puso en el mundo para alegrarnos, despertarnos, aterrarnos, volvernos locos...Para hacernos vivir en definitiva.