miércoles, 20 de enero de 2010

Piel Blanca, Alma Negra

















¿Qué escribir sobre ella que no se haya dicho ya? Judía, alcohólica, drogadicta, en su caso los problemas no son una exageración con fines mercantiles como ocurre a menudo en el mercado discográfico actual con artistas como Lady GaGa o Katy Perry.
Horriblemente fea en mi opinión y, sin embargo, poseedora de un innegable magnetismo, su negra voz es el mayor descubrimiento musical de los últimos años. A sólo unos meses del lanzamiento de su nuevo álbum, uno se pregunta, ¿cómo podrá Amy Winehouse estar a la altura de las expectativas generadas por su segundo trabajo "Back To Black"?
Si sus excesos lo permiten, Winehouse puede convertirse en la referencia de la "música despechada" del siglo XXI y colocarse a la altura de las grandes divas del Soul como Aretha Franklin, The Supremes, Gloria Gaynor o Tina Turner. En canciones como "Love is a losing game", "Wake up alone", o mi favorita "Back to black", Amy recupera toda la esencia de la música soul original, la que en los años 60 componían Ray Charles, Sam Cooke o James Brown como expresión del sufrimiento, pero también del orgullo de los negros frente a la pobreza y la opresión.
Igual que Joaquín Sabina, el dolor y la melancolía se filtran por las arrugas de su voz, pero, a diferencia de los clásicos del género y, quizá como signo de las diferencias entre los 60 y 70 y el mundo actual, sus temas están impregnados de un absoluto cinismo. Amy Winehouse no necesita que la situación social sea injusta ni que haya manifestaciones en las calles para pedir derechos civiles para los negros. Ella es británica, no estadounidense, y tampoco es precisamente negra. Sus canciones, más que reflejar problemas sociales, parecen relatarnos su vida tal y como es y, además, ella no se avergüenza, sino que más bien parece estar orgullosa.
Cosas como ésta me hacen pensar que el mundo no ha progresado tanto en los últimos 40 años como nos afanamos en creer. A veces tengo la impresión de que las personas de mi generación no tienen auténticos problemas, y se empeñan en crearlos: drogas, alcohol, conducta temeraria, maltrato a profesores y compañeros, desobediencia a los padres...
Puede que Amy Winehouse sea un ejemplo de lo que digo. Otros pensarán que sencillamente es una cantante maravillosa que, al margen de sus adicciones y movidas, es capaz de erizarnos la piel con su voz penetrante y cálida. En todo caso os recomiendo sin reservas que escuchéis "Back To Black" como se escucha un buen disco de Jazz: sentado, relajado y en soledad.







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